miércoles, 15 de febrero de 2012

EL RDL 3/2012 O VOLVER AL SIGLO DIECINUEVE: REFLEXIONES DE URGENCIA

Por Salce Elvira.
Salce y Josefina. Madrid sept2011
Con el RDL 3/2012 en vigor desde el 12 de febrero ya está aquí la reforma
“tremendamente agresiva” de la que hablaba De Guindos, se trata de una reforma
como la ha llamado un buen amigo CLASISTA, y el adjetivo no es baladí, ya que abarca
en una sola palabra todo un concepto ideológico de poder de una clase en detrimento
de otra.
No entraré aquí a analizar exhaustivamente su contenido, que está siendo objeto de
múltiples y rigurosos estudios, solo reseñar que toca todos los aspectos del mercado
de trabajo y las relaciones laborales: la entrada, la permanencia, la salida y la
negociación colectiva.
Esta reforma viene después de otras 52 anteriores que fueron flexibilizando el Estatuto
de los Trabajadores y modifica de forma profunda normas básicas del ordenamiento
laboral que ya lo fueron en mayo de 2010, y que provocaron la última Huelga General
y la posterior Iniciativa Legislativa Popular todavía pendiente de tramitación en el
Parlamento.
Al partir de una legislación ya deteriorada como tutora de derechos, supone el cambio
más importante que se ha producido desde la aprobación del Estatuto de los
Trabajadores en marzo de 1980., me atrevería a decir que rompe unilateralmente, con
el consenso mínimo acordado en la Pacto Constitucional.
La agresión es múltiple y no deja “títere con cabeza”, al reformar las causas del
despido: generalizando el de 20 días para prácticamente todas las personas
asalariadas, incluido el personal laboral fijo de las administraciones públicas no
funcionario, creando un contrato temporal de por vida y sin indemnización, para el
95% de las empresas españolas, aunque tengan la desfachatez de denominarlo fijo
(con un periodo de prueba de un año) además de bonificado, al acabar con la
presencia sindical en los despidos colectivos, dejándolos a merced de la voluntad
empresarial, permitiendo a las ETT que entren en todos los sectores, priorizando que
los salarios se negocien en la empresa, sabiendo la debilidad y la indefensión de
millones de trabajadores en las de pequeño tamaño, además de cargarse la llamada
“ultraactividad”, al decaer la vigencia del convenio si en dos años no hay pacto para
renovarlo.
Esta agresión los hace el gobierno del Partido Popular 15 días después de que los
sindicatos CCOO y UGT llegaran en “un ejercicio de responsabilidad y compromiso por
parte de los agentes sociales con la creación y mantenimiento del empleo” a un
acuerdo durísimo con los empresarios para moderar los salarios, aceptando pérdidas
reales de poder adquisitivo en los próximo tres años, amén de cambiar la estructura
salarial y aumentando la flexibilidad interna en la empresa.
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Los sindicatos hemos sido marginados y ninguneados, sin que se haya tenido en cuenta
el “ejercicio de responsabilidad” que se viene ejerciendo sistemáticamente, sin
siquiera haber informado previamente del contenido del decreto aprobado en el
Consejo de Ministros
El RDL desrregulariza las relaciones laborales, y va acompañada de una importante
reducción de la acción sindical por diferentes vías, algo anhelado por los sectores mas
reaccionarios de este país, que llevaban detrás de ello muchos años como se puede
comprobar por las feroces campañas de ataques y desprestigios que hemos venido
sufriendo desde distintos medios de comunicación.
Esta agresión, como ya reconocen desde casi todos los ámbitos no va a crear empleo,
se trata a mi modo de ver de una forma clara y precisa de disciplinar a los
trabajadores para que acepten cualquier trabajo sin rechistar, para que lo peor del
sector empresarial tenga disponibilidad absoluta de la mano de obra, barata y sin
derechos y relegar a los sindicatos de clase a un papel casi testimonial. En definitiva
rompe con el objetivo del derecho del trabajo, de equilibrar un poco a dos ámbitos en
situación diferentes: los que compran la mano de obra y los que la venden a cambio de
un salario, devolviendo el poder omnímodo al empresario para que disponga
libremente de esta.
Esta contrarreforma no se ha hecho solamente al dictado de Bruselas, como se dice,
también se ha tenido muy en cuenta las aspiraciones largamente acariciadas de la
CEOE, al favorecer tanto a las grandes empresas: servicios financieros, medios de
comunicación, etc. que pueden despedir más fácil y barato a sus plantillas, como a las
que solo pretenden sobrevivir a base de mano de obra barata, sumisa y disponible a su
capricho.
La situación actual y lo que se deriva de ella, va a exigir una gran labor de explicación,
concienciación, así como de imaginación, firmeza y puesta en práctica de nuevas
formas de acción sindical, que la hagan frente. Esta agresión nos aboca
irremediablemente a una situación de conflicto social continuo y permanente, más
allá de lo que el gobierno considera un coste asumible, como ya daba por hecho Rajoy
con la huelga general.
Asimismo se trataría de plantearnos algunos retos e interrogantes para el futuro:
1. Si son necesario cambios en el enfoque del diálogo social tal cual lo venimos
concibiendo, máxime después de la experiencia de los últimos años, y con un gobierno
de la derecha, que no se lo cree.
2. Reforzar la acción sindical y la militancia en las empresas. Solo desde el trabajo
continuo con y entre los trabajadoras y trabajadoras podremos recobrar el prestigio y
la confianza que hemos perdido en ciertos ámbitos y con los nuevos colectivos.
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3. Implicar en las decisiones a la clase obrera a todos los niveles, empezando por la
afiliación, informando y pidiendo su opinión y participación, en todos los casos, tanto
cuando hay que movilizar, como a la hora de firmar acuerdos.
4. Organizar la acción sindical contra el RDL en los sectores y empresas con todos los
medios posibles, a partir de explicaciones claras y sencillas de cómo va a repercutir
estas medidas en su situación actual.
En definitiva, debemos de trabajar con el convencimiento de que esta norma debe ser
retirada, o bien en su trámite parlamentario o posteriormente por la fuerza de los
hechos. Para ello debemos devolver la confianza y combatir la derrota y el pesimismo
de la sociedad en general y de los trabajadores y trabajadoras en particular.
Nada esta perdido, hemos de invertir la correlación de fuerzas actual, reaccionar ya,
con el convencimiento de que solo desde los trabajadores y trabajadoras, en su
sentido más amplio con masivas y continuas respuestas en la calle y en los centros de
trabajo, implicando a la mayoría de la sociedad que está sufriendo la crisis, empezando
por la manifestación del próximo día 19, podemos con nuestra movilización cambiar
estas políticas y demostrar que HAY OTRAS SALIDAS A LA CRISIS, y en este contexto,
nuestro sindicato de CCOO tiene una gran responsabilidad.
Salce Elvira
Ejecutiva Confederal de CCOO

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